post image

TOP 35 Robos y atracos



1. RIFIFI (Du Rififi chez les Hommes)
Jules Dassin (FRA, 1955)


2. PICKPOCKET (EL CARTERISTA) (Pickpocket)
Robert Bresson (FRA, 1959)


3. HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO (Le Deuxième Souffle)
Jean-Pierre Melville (FRA, 1966)


4. LA JUNGLA DE ASFALTO (The Asphalt Jungle)
John Huston (EEUU, 1950)


5. ATRACO PERFECTO (The Killing)
Stanley Kubrick (EEUU, 1956)


6. FORAJIDOS (The Killers)
Robert Siodmak (EEUU, 1946)


7. EL TREN (The Train)
John Frankenheimer (EEUU/FRA/ITA, 1964)


8. GRUPO SALVAJE (The Wild Bunch)
Sam Peckinpah (EEUU, 1969)


9. ATRACO A LAS TRES
José María Forqué (ESP, 1962)


10. CÍRCULO ROJ(Le Cercle Rouge)
Jean-Pierre Melville (FRA/ITA, 1970)


11. CUIDADO CON EL COCHE (Beregis Avtomobilya)
Eldar Ryazanov (URSS, 1966)


12. LA BANDA CASAROLI
Florestano Vancini (ITA, 1962)


13. TARDE DE PERROS (Dog Day Afternoon)
Sidney Lumet (EEUU, 1975)


14. ORO EN BARRAS (The Lavender Hill Mob)
Charles Crichton (GB, 1951)


15. NO TOQUÉIS LA PASTA (Touchez pas au Grisbi)
Jacques Becker (FRA/ITA, 1954)


16. EMIL Y LOS DETECTIVES (Emil und die Detektive)
Gerhard Lamprecht (ALE, 1931)


17. EL DEMONIO DE LAS ARMAS (Deadly Is the Female, aka Gun Crazy)
Joseph H. Lewis (EEUU, 1950)


18. RUFUFÚ (I Soliti Ignoti)
Mario Monicelli (ITA, 1958)


19. LADRÓN (Thief)
Michael Mann (EEUU, 1981)


20. GRAN JUGADA EN LA COSTA AZUL (Mélodie en Sous-so)
Henri Verneuil (FRA/ITA, 1963)


21. LÚCIO FLÁVIO, O PASSAGEIRO DA AGONIA
Héctor Babenco (BRA, 1977)


22. EL ROBO AL BANCO DE INGLATERRA (The Day They Robbed the Bank of England)
John Guillermin (GB, 1960)


23. CRÓNICA NEGRA (Un Flic)
Jean-Pierre Melville (FRA, 1972)


24. BANDIDOS EN MILÁN (Banditi a Milano)
Carlo Lizzani (ITA, 1968)


25. CADA MINUTO CUENTA (Payroll – I Promised to Pay)
Sidney Hayers (GB, 1961)


26. EL HOMBRE DE MALLORCA (Mannen från Mallorca)
Bo Widerberg (SUE/DIN, 1984)


27. EL ÚLTIMO REFUGIO (High Sierra)
Raoul Walsh (EEUU, 1941)


28. EL CUARTO HOMBRE (Kansas City Confidential)
Phil Karlson (EEUU, 1952)


29. MARNIE, LA LADRONA (Marnie)
Alfred Hitchcock (EEUU, 1964)


30. ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO (Before the Devil Knows You’re Dead)
Sidney Lumet (EEUU, 2007)


31. CRUEL GUN STORY (Kenju zankoku monogatari)
Takumi Furukawa (JAP, 1964)


32. ASSALTO AO TREM PAGADOR
Roberto Farias (BRA, 1962)


33. TESTIGO SILENCIOSO (The Silent Partner)
Daryl Duke (CAN, 1978)


34. EL CONFIDENTE (The Friends of Eddie Coyle)
Peter Yates (EEUU, 1973)


35. EL ASALTO
Kurt Land (ARG, 1960)


Mención extra: DANGER: DIABOLIK
Mario Bava (ITA/FRA, 1968)


 

post image

CUCHILLO EN EL AGUA, EL


Nóz W. Wodzie

Polonia, 1962. 94 min. B/N

Dirección: ROMAN POLANSKIGuión: Roman Polanski, Jerzy Skolimowski, Jakub GoldbergMúsica: Christopher Komeda. Fotografía: Jerzy Lipman. Intérpretes: Leon Niemczyk, Jolanta Umecka, Zygmunt Malanowicz.


«No eres mejor que él, ¿entiendes? Él era como tú, y tú deseas llegar a ser como él»

La mujer, al muchacho


El primer largometraje de Roman Polanski (París, 1933), realizado tras dirigir ocho cortometrajes, es una de las óperas primas más fulgurantes del séptimo arte. Ganadora del premio FIPRESCI del Festival de Venecia de 1962 (el León de Oro fue para Tarkovski por La Infancia de Iván), la película poseía una calidad técnica y estética impropia para un debutante de 27 años recién salido de la escuela de cine. El Cuchillo en el Agua, además de descubrir al mundo un director con un talento excepcional, resultó un soplo de aire fresco para el incipiente cine polaco, que vio estrenarse un filme que no hablaba sobre la guerra o del pasado reciente de Polonia.

A pesar de las alabanzas unánimes y de no encontrarse referencias explícitas al contexto (remotamente podría apreciarse una metáfora política al presentarse dos órdenes generacionales que se disputan un espacio de poder), el Ministerio de Cultura de Polonia negó la financiación a Polanski. «Falta de compromiso social» fue el veredicto. El director de ascendencia judía y superviviente del Holocausto (su madre murió en Auschwitz) decidió no quedarse esperando otro bombardeo del gobierno comunista y emigró rumbo al Oeste, donde en el Reino Unido pudo realizar Repulsión (1965), Callejón sin Salida (1966) y El Baile de los Vampiros (1967).



El Cuchillo en el Agua arranca con un matrimonio burgués aparentemente feliz conduciendo por la carretera en dirección a un lago para realizar un viaje de recreo con su velero «Christine». Por el camino tienen un percance con un joven buscavidas que hace autoestop, al que recogen y finalmente invitan a navegar con ellos. El marido, Andrzej (Leon Niemczyk), es un exitoso periodista deportivo de unos 40 años; engreído, autoritario y sólo preocupado por mantener el estatus social. La esposa, Krystyna (Jolanta Umecka, actriz a quien Polanski descubrió cuando salía de una piscina) es mucho más joven que él; una mujer independiente y mansa, al principio de aspecto asexuado y en el velero progresivamente atractiva y sensual. Por su parte, el pasajero improvisado (Zygmunt Malanowiczes) es un muchacho astuto, seductor y de espíritu libre que actuará como elemento distorsionador.

Durante la travesía a bordo de la pequeña embarcación, el matrimonio y el desconocido conforman un extraño y morboso triángulo donde las relaciones se alternan y lo que parece ser de una forma después no lo es tanto (imposible no recordar A Pleno Sol, que Polanski confesó haber visto el mismo año que rodó su película). Un profundo antagonismo generacional o de clase emerge entre los dos hombres, que establecen una lucha psicológica de poder y humillaciones para captar la atención de la ambigua mujer (cuya tensión sexual con el joven se hace manifiesta) y, sobre todo, para demostrar quién es más macho de los dos. Temas complejos como la competitividad malsana y la disgregación disimulada pero palpable dentro del matrimonio (la incomunicabilità en Antonioni) se alían con las obsesiones típicamente polanskianas: el gusto por los espacios cerrados (geográficos o mentales), la influencia del teatro del absurdo y la presencia de situaciones perversas, sadomasoquistas y voyeuristas (que tan poco beneficiarían al autor en los episodios de su vida privada).



El sencillo pero preciso e inteligente guion corrió a cargo del insigne Jerzy Skolimowski (boxeador, poeta, pintor, guionista y director de cine), quien ensambla la (mínima) historia partiendo del azar y sobre instantes cotidianos aparentemente banales (tareas náuticas, preparar la comida, juegos acuáticos, pequeños desafíos), pero que germinan en su interior algo turbio y disonante. El clima opresivo se construye a través de la regla de la triple unidad, tan célebre entre los autores surgidos de la Escuela de Cine de Łódź: temporal (24 horas), espacial (un yate) y dramática. Dotada de inquieta quietud y elegancia, en la película se percibe el orden, el minimalismo y la exquisita planificación de Polanski, quien lustra la puesta en escena con encuadres perfectos y la colocación de la cámara en el ángulo idóneo y más sugerente.

El director de fotografía Jerzy Lipman, haciendo uso de las condiciones atmosféricas (sol, niebla, nubes, viento) y de una luminosidad variable (que registra el paso de las horas a lo largo de un día), muestra lugares aislados y desérticos (carretera, embarcadero) y consigue unas imágenes imponentes de los extensos lagos de Masuria (noreste de Polonia), cuya sensación de libertad contrasta con la claustrofobia que producen los reducidos espacios del yate, donde se desatan las pasiones. La banda sonora, compuesta por Christopher Komeda y presidida por el smooth jazz del saxofonista sueco Bernt Rosengren, remite a la música del cine negro clásico y contribuye a generar el suspense contenido que, poco a poco, se apodera del relato.



Parábola moral sobre los límites de la crueldad y sus efectos, El Cuchillo en el Agua, del controvertido Roman Rajmund Thierry Polański, no sólo participa del fervor por el nacimiento de un cine moderno y con nuevas aperturas al lenguaje cinematográfico, sino que supone, paradójicamente, una obra de madurez tras su extensa formación en el mundo del cortometraje, revelando ya un completo dominio de los mecanismos expresivos presentes. Nóz W. Wodzie.


post image

TOP 10 Studio Ghibli


STUDIO GHIBLI (スタジオジブリ, Sutajio Jiburi) 
Estudio japonés de animación fundado en 1985 por Hayao Miyazaki y Isao Takahata



“Para crear una película, me gusta arrojar una red al océano de mi imaginación y ver qué es lo que saco”

Hayao Miyazaki


1. LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS (Hotaru no Haka)
Isao Takahata, 1988


2. LA PRINCESA MONONOKE (Mononoke-hime)
Hayao Miyazaki, 1997


3. EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA (Kaguya-hime no Monogatari)
Isao Takahata, 2013


4. MI VECINO TOTORO (Tonari no Totoro)
Hayao Miyazaki, 1988


5. PORCO ROSSO (Kurenai no Buta)
Hayao Miyazaki, 1992


6. NAUSICAÄ DEL VALLE DEL VIENTO (Kaze no Tani no Naushika)
Hayao Miyazaki, 1984. Lanzada antes de la fundación del Estudio


7. EL VIAJE DE CHIHIRO (Sen to Chihiro no Kamikakushi)
Hayao Miyazaki, 2001


8. LA TORTUGA ROJA (La Tortue Rouge)
Michael Dudok de Wit, 2016. Coproducción con Francia


9. EL CASTILLO EN EL CIELO (Tenkû no Shiro Rapyuta)
Hayao Miyazaki, 1986


10. EL CASTILLO AMBULANTE (Hauru no Ugoku Shiro)
Hayao Miyazaki, 2004


Mención extra: RECUERDOS DEL AYER (Omohide Poro Poro)
Isao Takahata, 1991


Relacionado: TOP 65 Cine de animación

Relacionado: TOP 50 Cortometrajes favoritos (animación)

Relacionado: TOP 20 Maestros de la animación

post image

CASA ES NEGRA (C) (D), LA


Khaneh Siah Ast

Irán, 1963. 22 min. B/N. Cortometraje. Documental

Dirección: FORUGH FARROKHZAD. Guión: Forugh Farrokhzad. Fotografía: Soleiman Minasian.


«Señor, Te alabo por haberme creado y por haber creado a mi padre y a mi madre, y por el agua que fluye y los árboles que dan frutos. Señor, Te alabo por haberme dado manos para trabajar, ojos para ver las maravillas del mundo, oídos para escuchar bellas melodías y pies para ir a donde quiera.
¿Quién es aquel que Te alaba en el infierno, oh Señor?»


Aclamado corto-documental escrito y dirigido por Forugh Farrokhzad (Teherán, 1935-1967), la poetisa más influyente de Irán en el siglo XX. Mujer iconoclasta y símbolo del desarrollo cultural de su país, su estilo de vida moderno y sus versos libres y vitalistas, muchas veces teñidos de añoranza y amargura, fueron repudiados por el sector conservador de la sociedad iraní, a la vez que admirados en el resto del mundo. Murió en accidente de coche con sólo 32 años, en circunstancias no del todo bien aclaradas.

Forugh, a lo largo de su malograda y corta carrera, publicó cinco libros de poemas: Cautiva (1955), El muro (1956), Rebelión (1958), Nuevo nacimiento (1964) y Tengamos fe en el inicio de la estación del frío, obra póstuma publicada en 1974. Su poesía femenina y rebelde fue prohibida y censurada durante años. La UNESCO y Bernardo Bertolucci produjeron sendas películas sobre su vida. Uno de los poemas de Forugh, «El viento nos llevará» (al final del texto), lo recita el héroe del filme homónimo de Abbas Kiarostami. La Casa es Negra (1963) fue la única película que realizó. «Mi existencia entera es un verso oscuro», decía la poeta-directora.



Estremecedora como Noche y Niebla y emparentada con obras como Las Hurdes, Freaks y El Hombre Elefante en cuanto a la corrupción de la carne, el documental de Forugh, rodado en doce días y de apenas veinte minutos, ofrece el retrato de un lugar oculto: la leprosería de Tabriz, al noroeste de Irán, en los años sesenta, donde vive un pequeño reducto de población condenada por una enfermedad que los humilla y desecha; pese a ello, los niños dan gracias a Dios por haberlos creado.

Lejos del morbo, del sentimentalismo paternal o del fatalismo divino, la cámara de Forugh se desplaza por las estancias de la colonia y dignifica a los leprosos mostrando su lado más cotidiano: rostros y cuerpos en descomposición, tratamientos médicos, niños en el colegio y jugando, gente comiendo y, no obstante la dureza de la situación, sonriendo y divirtiéndose con pequeñas fiestas. Las imágenes quedan subrayadas por la combinación de dos voces en off: una masculina y más objetiva, de Ebrahim Golestan (productor y amante de Forugh), y otra más lírica y emotiva, la de Forugh, que incluye pasajes del Antiguo Testamento y del Corán y varios poemas propios.



Influenciada por el cine soviético mudo, Forugh proyecta en La Casa es Negra las técnicas de la poesía para adaptarlas a las del arte cinematográfico (narración, sonido, encuadres y montaje). Los planos, respetuosos y ubicando a los enfermos en el ángulo preciso, supuran verdad y honestidad; hasta de tanta naturalidad y desnudez bordean lo perverso. Como muestra, la muchacha del principio, con la cara semitapada pero claramente desfigurada por la lepra, mirándose a un espejo: dolor, deformidad, fealdad, la condición humana.

Forugh, que supo ver en los leprosos la belleza de lo repudiado (incluso adoptó a uno de los niños de la colonia), deja entrever una filosofía del mundo, otra forma de percibirlo, más radical y humana: mirarlos y a su entorno como una parte más de la realidad visible, a la que por vergüenza o miedo cerramos los ojos. «El mundo está lleno de fealdad», dice la voz masculina. «Y habrá todavía más si miramos hacia otro lado». La película, de encargo a beneficio de la Sociedad de Ayuda a los Leprosos, se convierte en un arma arrojadiza contra el gobierno iraní, al mostrarse la lepra como algo ligado a la pobreza, la injusticia y el dolor de vivir oprimido, como la propia poetisa sufría y recitaba: «Oh, si tuviera alas de paloma, volaría lejos y encontraría reposo, porque veo la violencia y las disputas. He sufrido mucho en esta tierra».



Porque la fealdad no es más que un atributo interesadamente creado para generar desigualdad, porque la indiferencia hacia la deformidad no es más que indiferencia hacia el sufrimiento de las personas que la padecen y porque esa es la verdadera fealdad. En una de las últimas escenas, en la escuela, el maestro pide a uno de los alumnos que escriba en la pizarra una frase con la palabra «casa». El niño, tras pensar un rato, escribe: «La casa es negra»… pero en el interior hay luz. Y esperanza. «La lepra tiene cura». 


En mi pequeña noche
¡Ay!
El viento tiene una cita con las hojas de los árboles
En mi pequeña noche
Amenaza la ruina

¡Escucha!
¿Oyes la corriente de las tinieblas?
Yo miro distante esta felicidad
Apegada estoy a mi desesperanza

¡Escucha!
¿Oyes la corriente de las tinieblas?
Algo atraviesa la noche
La luna está roja y agitada
Y sobre este techo que a cada instante parece derrumbarse
Las nubes aguardan enlutadas
A derramar sus lágrimas

Un instante
Y después nada
Detrás de esta ventana tiembla la noche
Y la tierra deja de girar
Detrás de esta ventana algo desconocido
Está pendiente de nosotros

¡Ah!, tú, verde, todo verde,
Pon tus manos como un recuerdo encendido
En mis manos amantes
Y como un cálido sentimiento de existencia
Confía tus labios a las caricias de mis amantes labios

El viento nos llevará consigo

(El Viento nos Llevará. Forugh Farrokhzad)


post image

TOP 35 Animales en el cine


«Alguna gente habla a los animales. No muchos los escuchan. Ese es el problema»

A. A. Milne


1. EL CABALLO DE TURÍN (A Torinói Ló)
Béla Tarr & Ágnes Hranitzky (HUN/FRA/ALE/SUI, 2011)


2. AL AZAR DE BALTASAR (Au Hasard Balthazar)
Robert Bresson (FRA/SUE, 1966)


3. THE PRIVATE LIFE OF A CAT
Alexander Hammid & Maya Deren (EEUU, 1944). Cortometraje. Documental


4. WHITE BIM BLACK EAR (Belyy Bim – Chyornoe Ukho)
Stanislav Rostotsky (URSS, 1977)


5. VIDA DE PERRO (A Dog’s Life)
Charles Chaplin (EEUU, 1940). Mediometraje


6. UMBERTO D.
Vittorio De Sica (ITA, 1952)


7. EL HOMBRE DE ALCATRAZ (Birdman of Alcatraz)
John Frankenheimer (EEUU, 1962)


8. EL RENO BLANCO (Valkoinen Peura)
Erik Blomberg (FIN, 1952)


10. TIBURÓN (Jaws)
Steven Spielberg (EEUU, 1975)


11. LA VACA (Gaav)
Dariush Mehrjui (IRA, 1969)


12. MOBY DICK 
John Huston (GB, 1956)


13. LOS PÁJAROS (Alfred Hitchcock’s The Birds)
Alfred Hitchcock (EEUU, 1963)


14. SUCESOS EN LA CUARTA FASE (Phase IV)
Saul Bass (GB/EEUU, 1974)


15. MORGIANA
Juraj Herz (CHE, 1973)


16. CORAZÓN DE PERRO (TV) (Sobachye Serdtse)
Vladimir Bortko (URSS, 1988)


17. LOS HEREDEROS DE LA TIERRA (The Hellstrom Chronicle)
Ed Spiegel & Walon Green (EEUU, 1971). Documental


18. VIAJE A LA PREHISTORIA (Cesta do Praveku)
Karel Zeman & Fred Ladd (CHE, 1955). Animación. Stop motion


19. EL DESPERTAR (The Yearling)
Clarence Brown (EEUU, 1946)


20. OREJAS LARGAS (LA COLINA DE WATERSHIP) (Watership Down)
Martin Rosen (GB, 1978). Animación

watership-down---big


21. HACHI-KO (Hachikô Monogatari)
Seijirô Kôyama (JAP, 1987)


22. VIRUNGA
Orlando von Einsiedel  (GB, 2014). Documental


23. EL REY DE LA MANADA (Brothers in Blood: The Lions of Sabi Sand)
Daniel Huertas (ZAF, 2015). Documental


24. EL OSO (L’ours)
Jean-Jacques Annaud (FRA/EEUU, 1988)


25. KEDI (GATOS DE ESTAMBUL) (Kedi)
Ceyda Tourun (TUR/EEUU, 2016). Documental


26. EL GATO DE CASANDRA (aka UN DÍA, UN GATO) (Az Prijde Kocour)
Vojtech Jasný (CHE, 1963)


27. «P» DE PELÍCANO (P Mesle Pelican)
Parviz Kimiavi (IRA, 1972). Cortometraje


28. HATARI (Hatari!)
Howard Hawks (EEUU, 1962)


29. ANTARCTICA (Nankyoku Monogatari)
Koreyoshi Kurahara (JAP, 1983)


30. EL VIEJO MOLINO (Walt Disney’s Silly Symphony: The Old Mill)
Wilfred Jackson & Graham Heid (EEUU, 1937). Animación. Cortometraje


31. GUNDA
Viktor Kossakovsky (NOR/EEUU, 2020)


32. KES
Ken Loach (GB, 1969)


 33. ATRACCIÓN DIABÓLICA (Monkey Shines)
George A. Romero (EEUU, 1988)


34. CRIN BLANCA (Crin-Blanc)
Albert Lamorisse (FRA, 1953). Mediometraje


35. LA HISTORIA DEL CAMELLO QUE LLORA (Ingen Numsil – Die Geschichte vom Weinenden Kamel)
Byambasuren Davaa & Luigi Falorni (MGL/ALE, 2003). Docuficción


Mención extra: EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE (The Incredible Shrinking Man)
Jack Arnold (EEUU, 1957)


post image

MASACRE: VEN Y MIRA


Idi i Smotri 

URSS, 1985. 142 min. C

Dirección: ELEM KLIMOV. Guión: Elem Klimov, Ales Adamovich. Música: Oleg Yanchenko. Fotografía: Aleksei Rodionov. Intérpretes: Alexei Kravchenko, Olga Mironova, Liubomiras Laucevicius, Vladas Bagdonas, Victor Lorents.


(7) Y cuando él abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: ¡Ven a ver! Ven y mira. (8) Y miré, y he aquí un caballo pálido; y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el infierno lo seguía. Y les fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con muerte, y con las bestias de la tierra.

(El Apocalipsis de San Juan, C. 6, V. 7-8. Nuevo Testamento)


Año 1943, Segunda Guerra Mundial. Bielorrusia está ocupada por el ejército nazi. En una zona cercana a la frontera con Polonia, Flyora Gaishun, un preadolescente campesino de trece años, busca un fusil abandonado en el campo de batalla para unirse al movimiento de resistencia soviética. Al día siguiente, oficiales partisanos llegan a su casa para reclutarlo, pese a la oposición de su sufrida madre. Flyora se convierte en un miliciano de rango bajo a las órdenes del despiadado Kosach. Pronto pierde a sus familiares y comienza a darse cuenta de que la guerra no es un juego de niños. Sin embargo, a Flyora aún le queda por presenciar el aniquilamiento de todos los habitantes de la aldea Perejodi a manos de los alemanes y sus colaboradores locales, siendo testigo de lo más terrible de la guerra: cómo ésta degenera al ser humano y lo convierte en un monstruo para consigo mismo, haciendo buena la locución «el hombre es un lobo para el hombre» creada por Plauto (254-184 a.C.) o el postulado de Sartre sobre el niño de La Infancia de Iván, con el que Flyora guarda muchas semejanzas.



¿En qué puede convertirse una persona cuando cruza el umbral de la moral y la ética? ¿Qué es capaz de soportar ante una situación límite y de extrema dureza emocional? A esas preguntas responde Masacre: Ven y Mira. El título, que inicialmente iba a ser Matar a Hitler (censurado), está extraído del Capítulo 6 del Libro del Apocalipsis de San Juan, donde en varios versículos está escrito «Ven y mira» como invitación a mirar la destrucción causada por los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. «Los nazis quemaron hasta los cimientos 628 pueblos de Bielorrusia, con todos y cada uno de sus habitantes», concluye el filme. Rara vez una película ha mostrado el horror de la guerra de una forma tan realista (se llegó a utilizar munición verdadera), directa y dando una respuesta tan devastadora sobre la condición humana.

Idi i Smotri  (título original que se traduce literalmente «ven y mira», sin el aditivo comercial «masacre» para España) está narrada desde la óptica de Flyora Gaishun, algo que, unido a la destreza en el empleo de los recursos técnicos y audiovisuales por parte de Klimov, hace que el grado de implicación del espectador se eleve hasta límites insospechados y hasta incómodos. El director, buscando llegar a los acontecimientos más allá de la comprensión (ante la sinrazón de la barbarie), te embota los sentidos y te obliga a mirar hasta dejarte en estado de shock, del mismo modo que la Muerte a Flyora, a quien deja vivir a cambio de que sus ojos contemplen el genocidio fascista en Bielorrusia.



Pese a ser una película encargada por el gobierno soviético para conmemorar el 40º aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, Masacre: Ven y Mira no es un filme propagandístico (como sí lo fueron muchos de Eisenstein o Pudovkin), ni en él encontramos gestas bélicas, sacrificios heroicos o discursos patrióticos que exhorten a luchar contra el enemigo (como en el cine edulcorado de Hollywood). En la película de Klimov sólo hay barro, frío, excrementos, muerte, brutalidad y víctimas, y el descenso a los infiernos y el progresivo estado de endurecimiento de un muchacho que se topa, una vez tras otra, con escenarios dantescos e inconcebibles para un alma todavía no del todo corrompida, incapaz ya de determinar si lo que ve y siente es real o forma parte de su peor pesadilla.

Como antes el danés Carl Th. Dreyer en La Pasión de Juana de Arco, Elem Klimov compone una sinfonía de primeros planos de rostros intensos y plenos de dramatismo, aquí descarnados y sin cariz poético alguno y con los actores mirando a la cámara y transmitiendo con la expresión miedo, angustia, rabia, dolor y venganza. Hay pocas imágenes tan indelebles y espeluznantes como la cara de Flyora Gaishun (imponente Alexei Kravchenko), al principio infantil y con los ojos brillantes de entusiasmo y al final envejecida y desencajada ante el sufrimiento que muta en odio y locura insana.



De avance pausado y casi sin posibilidad de relato por la inexorable presencia de la guerra, que todo lo rompe, la película de Elem Klimov (esposo de Larisa Shepitko, directora de La Ascención, otra joya soviética de misma temática) se concentra en el poderío visual de las imágenes, algo que tiene en común con el cine de Herzog y Tarkovsky (con éste, asimismo, la inevitable comparación con La Infancia de Iván), autores con quienes comparte el naturalismo crudo de la fotografía, el uso simbólico o trascendental de la Naturaleza (bosques frondosos, paisajes áridos) y las condiciones climáticas (lluvia, niebla espesa) y la inclinación por los elementos telúricos (fuego, tierra, agua, humo, polvo).

La partitura de Oleg Yanchenko, omnipresente y rítmicamente amorfa, al estilo de Eduard Artemyev, el aislamiento de sonidos diegéticos y la amalgama de ruidos ambientales (zumbido de moscas y aviones, estruendos de maquinaria bélica, ecos vacíos que duplican la sordera tras las explosiones, griterío y sollozos, burlas bastardas) contribuyen a representar el trauma y potenciar la sensación de aturdimiento y alucinación general. A lo largo del filme suenan insertos de discursos de Hitler, la canción de marcha soviética «The Sacred War», «El Danubio azul» de Johann Strauss Jr., «La obertura de Tannhäuser» y «La cabalgata de las Valquirias» de Wagner y, al final, el Réquiem «Lacrimosa» de Mozart.



Masacre: Ven y Mira, más allá de los monumentos en torno a la Gran Guerra Patria, como fue denominada la Segunda Guerra Mundial en la Unión Soviética, rehúye la guerra como espectáculo y apela a la memoria colectiva con el objetivo de que el malestar e impacto emocional que pueda causar su visionado (y no por la sangre o violencia explícita, sino por simple humanidad) ayude a que aquéllos hechos no caigan en el olvido. Esto es un duro y radical alegato que muestra la destrucción exterior y el caos interior, el infierno de la guerra y sus irreparables consecuencias, sin vendas en los ojos ni posibilidad de redención. Sin lugar a dudas, una de las grandes películas del cine soviético de los ochenta.


«Entendí que sería una película muy brutal y, probablemente, la gente no sería capaz de verla», confesaba Elem Klimov (nacido en Stalingrado y que de niño, en 1942, tuvo que cruzar el Volga en llamas). «Pero el coautor del guión, el escritor Ales Adamovich (que luchó con la milicia bielorrusa cuando era adolescente) me replicó: ‘Pues que no la vean. Esto es algo que debemos dejar como legado, como evidencia de la guerra y como un alegato en favor de la paz'»


post image

TOP 10 Theo Angelopoulos


THÓDOROS ANGELÓPOULOS (Atenas, Grecia, 1935 – 2012)
Cronista metafísico de la Historia reciente de Grecia y de las Fronteras, el Viaje y el Tiempo. Maestro del plano-secuencia



«… la Historia y el viaje no son más que… recipientes… con los que se aborda lo que a fin de cuentas todas las películas de Angelopoulos, casi sin excepción, convocan sin cesar: el vacío. Un vacío que, claro está, nada tiene que ver con la inanidad o la insignificancia, sino que constituye su propia finalidad… un vacío cuya función no es sino evocar aquello que no es posible soportar y, por lo tanto, tampoco es posible representar»

Manuel Vidal Estévez


1. LA MIRADA DE ULISES
(To Vlemma tou Odyssea, 1995)


2. LA ETERNIDAD Y UN DÍA
(Mia Aioniotita kai mia Mera, 1998)


3. PAISAJE EN LA NIEBLA 
(Topio Stin Omichli, 1988)


4. EL VIAJE DE LOS COMEDIANTES
(O Thiassos, 1975)


5. VIAJE A CITERA
(Taxidi sta Kythira, 1984)


6. ALEJANDRO, EL GRANDE (ALEJANDRO MAGNO)
(O Megalexandros, 1980)


7. LOS CAZADORES
(Oi Kynigoi, 1977)


8. EL PASO SUSPENDIDO DE LA CIGÜEÑA
(To Meteoro Vima tou Pelargou, 1991)


9. ELENI (TRILOGÍA I: ELENI)
(Trilogia I: To Livadi pou Dakryzei, 2004)


10. RECONSTRUCCIÓN
(Anaparastasi, 1970)


Mención extra: EL PROGRAMA
(Ekpombi, 1968). Cortometraje


 

post image

ELISA, VIDA MÍA


Elisa, Vida Mía

España, 1977. 117 min. C

Dirección: CARLOS SAURA. Guion: Carlos Saura. Música: Giorgio Mainiero. Fotografía: Teo Escamilla. Intérpretes: Geraldine Chaplin, Fernando Rey, Isabel Mestres, Norman Briski, Joaquín Hinojosa, Ana Torrent.


«¿Es posible que, a pesar de inventos y progresos, a pesar de cultura, religión y sabiduría mundana, se haya permanecido en la superficie de la vida?»

 Rainer Maria Rilke


En plena crisis matrimonial, Elisa viaja para reencontrarse con su padre, a quien no ha visto desde hace veinte años, ya que abandonó el hogar cuando ella era aún una niña. Luis, de 60 años, vive retirado en un pueblo perdido y frío de Segovia (mismo entorno que El Espíritu de la Colmena) y se dedica a escribir relatos a partir de sus recuerdos y reflexiones. Elisa decide quedarse a vivir unos días. Es entonces, con base en las historias contenidas en los textos, cuando la relación entre padre e hija, llena de encuentros y desencuentros, a veces tan enfermiza, a veces tan llena de amor, empieza a hacerse cada vez más profunda, contradictoria y ambigua.



Elisa, Vida Mía, además de una de las películas más emblemáticas y misteriosas de Carlos Saura, también es una de las más personales y queridas por el director, quizás por ser la que mejor representa su modo de ver la vida. Producida por Elías Querejeta y escrita por él mismo, es una obra íntima e intimista, poética, madura y llena de sensibilidad, que deja de banda el franquismo para indagar en la idea del abandono y en las diferentes maneras que tiene el ser humano de encontrarse consigo mismo (al caso, padre e hija, que buscan su propia identidad a través del aislamiento). A partir de la idea de la familia como generadora de traumas y con continuas referencias a la literatura y al arte, Saura aborda temas tan complejos y atemporales como el vínculo paterno-filial, la incomunicación entre seres queridos, las relaciones de pareja, la soledad, los recuerdos, el poder de la imaginación y el proceso creativo.

Fernando Rey (Premio de Interpretación del Festival de Cannes), como padre y escritor enfermo y melancólico, y Geraldine Chaplin (pareja y actriz fetiche del director), como hija hipersensible y desorientada, heredera de sus fantasmas y obsesiones, están impresionantes en el extraño juego de confidencias y desdoblamiento de personalidad al que se someten. Dos seres solos encerrados en un espacio único (un caserón rural y sus alrededores) y asfixiados por la confusión existencial y sus fobias, añoranzas y resentimientos. Más próximo a Bergman (imposible no pensar en Persona) que a Buñuel, el oscense trabaja desde el mismo grado de introspección que el sueco, metiéndose dentro de los personajes y haciendo que sean ellos quienes reflexionen constantemente sobre si mismo y sus relaciones.



La complejidad en el trasfondo también alcanza a la forma, fruto de una narrativa fragmentada que en ocasiones concede un clima onírico a la película. El director de La Caza y Cría Cuervos mezcla dos puntos de vista (el del padre y la hija) y tres tiempos narrativos: el presente (el momento actual juntos), el pasado a través de flashbacks (sus vivencias, con la misma Geraldine interpretando a su madre) y el momento de la fantasía (que son los textos que Fernando Rey va escribiendo). La fotografía, evocadora, se aprovecha de la luz natural y hace gran uso de los claroscuros y de los exteriores otoñales de la meseta castellana. La música es clásica y delicada, incluyendo la ópera barroca de Jean-Philippe Rameaude y el piano triste de Erik Satie, los cuales se acomodan a la perfección al ritmo pausado y contemplativo del filme.

Elisa, Vida Mía es un ejemplo de saber filmar y hacer, de genio y personalidad, de cine español de calidad. Una película que inunda el corazón de melancolía y con predilección por la fascinación y el hechizo. Carlos Saura parece decirnos que la vida no es sólo lo que uno vive, sino lo que uno imagina, a veces tan importante como lo primero. Elisa, Vida Mía, tan rica en significado e inasible en sus enigmas, es también el título de la novela escrita por Saura veintisiete años después de llevarla al cine. «Es un intento de reencontrarse a sí mismo, una reflexión sobre la vida», dice el autor.



He vuelto al mismo camino de álamos
y me ha detenido una estela invisible.
Olía a tomillo y a cuerpo muerto.
Se oían los suaves vaivenes de las hojas
y algunos ecos del cercano huerto
Tú me esperabas abstraído,
paseando entre memorias del pasado.
La silla, la mesa, el armario
en la penumbra de la habitación
parecían fantasmas alterados.
Los pájaros simulaban tu voz,
las pisadas las desvanecía el viento.
La vieja Olivetti, plegada en la siesta
soñaba con tus manos.
Ávida de manjares imposibles
una mosca cojonera descascarillaba el vaso
En el lienzo de las nubes
la luz del alba
bosquejaba frágiles figuras,
manchas sobrenaturales
que se diluían como regueros sedientos.
¡Elisa, vida mía! ¿A dónde te fuiste?
Has vuelto al caserío de Fuencisla
revestida de inaccesible sima,
atrapada en músicas tristes de Satie,
en requiebros lúgubres y abstractos.
Las cuartillas se funden en lágrimas,
una cortina de latidos se escapa
en busca del consuelo de tus ojos.
Oigo palabras que te identifican,
veo a tu sombre prolongarse
en la sombra del agua,
vaivenes de rumores que hablan por ti,
pero se escapan como esas notas musicales
del viejo piano emitiendo lamentos
de fantasmas que apenas nos oyen.
Ahí fuera permanece el eclipse,
tu rostro oculto en mi penumbra.
¿O es mi máscara quien te cubre?
¡Qué más da! ¡Estás a mi lado!
formas parte de los ecos de la fuente
de sonidos y cánticos que confunden
y reconfortan mi corazón enfermo.
Quizá Carlos conoce al narrador de historias,
desterrado en el cuarto de trabajo.
El zoom de su cámara enfoca
la mirada ausente de un niño
salpicando briznas de épocas pasadas
¿Sueño o me sueña a mi?
En la oscuridad del rincón se esconde la clave.
Me da miedo acercarme.
Soy el Cobarde del teatro de títeres.
Pobre Elisa, se quedó sin amores.
Pobre papá, Fantasma del rincón
que nadie ha visto y nadie conoce.
En silencio, confundiendo los actores,
has escrito una bella historia de amor,
enterrada en un camino sin flores.

Poema de Antonio García-Rayo. Dedicado a Elisa, Vida Mía


post image

TOP 10 Alain Delon


ALAIN DELON (Sceaux, Altos de Sena, Francia, 1935)
Icono de la cinematografía europea de los años sesenta y setenta. El rostro del polar francés



«Pensar es decir no. Reflexionar es negar aquello que creemos»

Alain Delon


1. EL SILENCIO DE UN HOMBRE (Le Samouraï)
Jean-Pierre Melville (FRA/ITA, 1967)


2. EL ECLIPSE (L’eclisse)
Michelangelo Antonioni (ITA/FRA, 1962)


3. ROCCO Y SUS HERMANOS (Rocco e i suoi Fratelli)
Luchino Visconti (ITA/FRA, 1960)


4. CÍRCULO ROJO (Le Cercle Rouge)
Jean-Pierre Melville (FRA/ITA, 1970)


5. A PLENO SOL (Plein Soleil)
René Clément (FRA/ITA, 1960)


6. EL OTRO SEÑOR KLEIN (Monsieur Klein)
Joseph Losey (FRA/ITA, 1976)


7. DOS HOMBRES EN LA CIUDAD (Deux Hommes dans la Ville)
José Giovanni (FRA/ITA, 1973)


8. LA PRIMERA NOCHE DE LA QUIETUD (La Prima Notte di Quiete)
Valerio Zurlini (ITA/FRA, 1972)


9. CRÓNICA NEGRA (Un Flic)
Jean-Pierre Melville (FRA, 1972)


10. LA PISCINA (La Piscine)
Jacques Deray (FRA/ITA, 1969)


Mención extra: EL GATOPARDO (Il Gattopardo)
Luchino Visconti (ITA, 1963)


Relacionado: TOP 40 Actores favoritos

post image

RABIA


Rabid

Canadá, 1977. 90 min. C

Director: DAVID CRONENBERG. Guion: David Cronenberg. Música: Ivan Reitman. Fotografía: René Verzier. Intérpretes: Marilyn Chambers, Frank Moore, Joe Silver, Susan Roman, Howard Ryshpan, Patricia Gage.


«Te encuentras en una situación que normalmente podrías considerar patológica, pero ahora estás en ella, es tu nueva realidad: vas justo a sucumbir, aceptarlo sin protestar y morir, o vas a intentar, como tienden los humanos, abarcarlo con tu mente y sentir algo positivo»

 David Cronenberg


Rose es una joven que sufre un grave accidente de moto y es internada en la Clínica Keloid, un centro especializado en cirugía plástica donde es sometida a un novedoso tratamiento para regenerar su piel (precisamente, la palabra inglesa «keloid», que significa «queloide», define un tipo de lesión cutánea con malformación o crecimiento anómalo de tejidos). Sin embargo, a partir de ese momento, Rose comienza a sufrir extraños efectos secundarios que la convierten en un ser sediento de sangre humana capaz de, gracias a un apéndice fálico que emerge de una de sus axilas, penetrar el cuerpo de sus víctimas y transmitirles una forma de rabia homicida, muy contagiosa y mortal. La incontrolable epidemia, poco a poco, se expande por Montreal, hasta que al final reina el caos y debe declararse el estado de sitio. El emblemático epílogo de la película, en el que vemos a unos operarios futuristas que recogen de entre la basura y la inmundicia el cadáver con los ojos abiertos de Rose, es sencillamente devastador.



Cronenberg nos recuerda que el monstruo es el mismo sujeto, su propio cuerpo, que lo incuba y le da vida, como también le pasa a Nola Carveth en Cromosoma 3. Es la metamorfosis vista como un (virulento) cambio de naturaleza, como el (doloroso) trascender a un estado (físico y espiritual) diferente, a una especie de raza superior (Cromosoma 3, Videodrome, La Mosca). La desdichada Rose, portadora del virus pero no infectada por él, conecta con un nuevo modelo de vampirismo posmoderno: uno nacido del quirófano y el asfalto. Ella es una ogresa neo-carnal que, ignorante de su adicción, actúa por instinto animal y necesidad fisiológica, en lucha permanente contra su cuerpo pero esclava de su nueva morfología y fuerte apetito sexual y por la sangre.

Otra vez la (nueva) enfermedad, la omnisexualidad o nuevas formas de sexualidad y el cuerpo humano ultrajado. Otra vez la pulsión de la carne femenina (Anabel, Rose, Nola, Claire), escenario de lo abyecto y lo desconocido y mejor adaptable a las transformaciones y cambios, que actúa como elemento desencadenante de la dislocación del orden social, en Rabia inducido por la intervención de la medicina/tecnología. Como dice Cronenberg: «El desorden nace de una pequeña experiencia científica privada. En el momento en que se insinúa al exterior del cuerpo y en que se da a conocer, la sociedad se vuelve contra ella e intenta detenerla».



El cuarto filme de Cronenberg al margen de varios cortometrajes y proyectos televisivos, que inicialmente iba a titularse Mosquito, es una prolongación de Vinieron de dentro de…, donde unos parásitos asquerosos se introducían en los cuerpos y liberaban a las mentes de todo prejuicio sexual. Realizada en 1977, Rabia se construye como una tragedia médico-terrorífica con aguijón succionador e infección fatal mediante la que su autor se anticipa, en cierta forma, al descubrimiento del virus causante del sida, que igualmente se contagia a través de la sangre y el contacto sexual. Uno de los mayores méritos del Cronenberg biológico fue lograr que su discurso fantástico sobre el cuerpo humano aquí en su vena más purulenta, gracias a los fascinantes aportes científicos y psicosociales que introduce, resulte verosímil e inquietantemente revolucionario.

En el aspecto visual, Rabia destaca por la fotografía fría y de iluminación tenue de René Verzier, la cual muestra una Montreal nocturna y de cielos grises y hecha de grandes edificios impersonales y espacios progresivamente sórdidos y despoblados que no hacen sino acentuar el clima pre-apocalíptico y de aislamiento social. El ritmo lento y sofocante y la música apagada de Ivan Reitman contribuyen a teñir la película de pesimismo y desesperanza. Para el papel de Rose, Cronenberg pensó en Sissy Spacek, pero el estudio vetó su elección por su acento (meses después rodaría Carrie, cuyo cartel de estreno aparece, casualmente o no, en un momento del filme). Finalmente fue interpretado, con gran acierto, por Marilyn Chambers, una actriz especializada en cine porno.



Rabid, del incipiente canadiense, es cine de autor subversivo y visceral, como marcan los cánones. Puro terror corporal de bajo presupuesto, alejado del refinamiento de alguna de sus películas posteriores. Rabid. Un exponente ineludible de la Nueva Carne venérea. Realizada en los años setenta, seis años antes de la obra definitiva: Videodrome.